Nos dispusimos a hacer una cueva prehistórica para nuestra clase. El principal problema es que no teníamos ningún espacio libre para ello, teníamos toda la clase ocupada, así que solo pudimos despejar un pequeño rincón y usar ese espacio para nuestra cueva.
En primer lugar forré el espacio destinado a la cueva de papel continuo marrón.
Cada niño/a de la clase participó en la decoración de la cueva. Unos con rotuladores marrones, rojos y negros dibujaron animales prehistóricos y otros con pinturas rojas y naranjas estamparon sus manos.
Por último con un saco de harina que trajo un niño de su propia voluntad para hacer la cueva le pusimos una especia de techo y el resultado fue el siguiente.